lunes, 4 de agosto de 2014

Sones de Negro-Tamunangue: Bien de Interés Cultural

El Ministerio de la Cultura ha tenido un acierto extraordinario al declarar  a los Sones de Negro-Tamunangue como Bien de Interés Cultural, un hermoso hecho social que resume nuestra formación como pueblo mestizo.  Complejo cultural de integración o complejo cultural específico regional, según sostiene el historiador Reinaldo Rojas, propio de las tierras del semiárido larense, y más concretamente de las poblaciones de El Tocuyo colonial del Municipio Morán, la Ciudad Madre de Venezuela, y de la población de Curarigua de Leal, Municipio Torres, centros poblados ribereños del “Nilo de Centroccidente”, tal como llamara el sabio Lisandro Alvarado al Río Tocuyo.
La decisión ministerial que aparece en la Gaceta Oficial número 40.460 del día 23 de julio de 2014 exhorta a la Gobernación del Estado Lara y alcaldías declarar el 13 de junio, día de la muerte de San Antonio de Padua, patrono de esta festividad propia del solsticio de verano, como Día del Tamunangue.
San Antonio, santo portugués, que es la devoción más extendida en el estado Lara, muy por encima de la de San Juan Bautista que se celebra el mismo mes de junio, es el santo ligado íntimamente a esta expresión que parte de la danza, cuyo origen se remonta a los bailes de los negros establecidos ya en nuestro siglo barroco y colonial, el siglo XVIII, en las haciendas cañeras ubicadas entre El Tocuyo y el valle de Curarigua del estado Lara.
Existe un contrapunteo de opiniones respecto a esta danza del Tamunangue. Julio Ramos sostiene que  es un baile de negros que vino con los esclavos provenientes de Mauritania en el siglo XVI, pero que, dice Reinaldo Rojas, debió de esperar al siglo XVIII para el desarrollo de la agricultura en la comarca tocuyana, que exigió el concurso masivo de mano de obra esclava negra.
Rafael Domingo Silva Uzcátegui lo hace derivar de danzas folklóricas de algunas regiones de España, inclusive Canarias, cuestionando la creencia general de quienes han señalado un origen africano, dice Rojas. Para ello revisa sus componentes, derivando la base hispana dominante en la salve, la batalla y su música, análoga a la de Andalucía, la bella, cuya música es una mezcla de aires españoles e indígenas, los estilos criollos que dominan en la perrendenga, extraña mezcla de aires criollos y exóticos, el poco a poco y el seis figureao, cuya música y baile ubica como de origen español. Lo negro lo encuentra Silva Uzcátegui en el chichivamo y en la juruminga.
Para Pedro Linárez el Tamunangue es esencialmente africano, pues se trata de una tradición sincretizada que conserva su esencia afroide, aprovechando los elementos que bien pudieron incorporar los europeos.
Leyendo con atención el texto de la providencia administrativa Nº 020/2014, aparecida en Gaceta Oficial, observamos que allí domina la interpretación afroaborigen del Tamunangue, pues se lee allí “pueblos esclavizados provenientes de África, Madre de la Humanidad”. Dice que “su origen es la región del Río Tocuyo, estado Lara. Tierra de Gayones, jirajaras, Cuibas, Caquetíos y Axaguas. Culturas que se asentaron en los centros poblados de El Tocuyo, Barquisimeto y Carora, considerados los de mayor concentración de los pueblos ancestrales a la llegada del conquistador español”.
Resalta el documento la imposición hispana de idioma, creencias (por ningún lado aparece la palabra catolicismo) y formas musicales, que se convierten en expresiones nuestras “EN UN NEGRO ANTONIO; UN CUATRO; UN CINCO; UN MEDIO CINCO O UN SEIS FIGUREAO”.
 Otro considerando habla de “la imposición de la religión oficial de los dominantes, y que del fervor popular surge la figura del humilde Antonio, patrono sentimental del pueblo larense”. Como se nota, el documento no emplea la palabras san o santo para referirse al patrono de la devoción.
Más adelante refiere la providencia a “LA PROMESA” que se hace colectiva y solidaria, que se hace Afrodescendiente en un altar con maíz y frutos que se hace indígena (…). Inmediatamente hace a “la JURUMINGA centro de la fiesta o ritual pues es expresión del trabajo productivo y soberanía alimentaria de nuestros pueblos agricultores, manifestación de gracias al alimento en nuestros hogares”.
No podía faltar una referencia gastronómica al “mondongo (palabra africana), sancocho, hervido o cruzado ofrecido a todos los participantes de la fiesta, es un caldo donde cada cultura colocó sus componentes: el sofrito africano, una arepa aborigen y la sazón (no menciona a los bóvidos, caprinos, cerdos y aves traídos por los españoles)  de los pueblos árabes-hispanos, dando como resultado un genuino fogón demostrativo de nuestra pluriculturalidad”.
Sigue resaltando la providencia  la bebida agave cocuy, “néctar de los dioses de los pueblos Ayamanes”, sin tomar en cuenta que estos pueblos originarios desconocían la destilación de tal licor, ello por no tener a su disposición la culebrilla o serpentina de cobre, que es una invención europea o, mejor dicho, árabe. Se comete acá un error que los historiadores llamamos anacronismo.
De seguido dice de nuestra danza que es una “Resistencia Cultural y Cimarronaje”, para luego referirse al vestido como elemento de creatividad y estética.
Luego conecta el juego del garrote y de la BATALLA como aporte de lucha e independencia del pueblo venezolano. De inmediato refiere a  la cultura no escrita: la oralidad de los pueblos ancestrales, los maestros salveros y cantores de TONOS, DECIMAS, SALVES, GOZOS, RONDIAMENTES (sic). El Rondiamante, que es la palabra correcta, lo cantan los buenos cantores que pueden alcanzar tonos diferentes y agudos en las tonadas y décimas.
El siguiente considerando plantea que el Tamunangue une a las distintas regiones físicas y culturales del país: los bailes afros de la costa en el YIYIVAMOS, LA BELLA LA JURUMINGA Y POCO A POCO, al joropo de los llanos en EL GALERON Y EL SEIS FIGUREAO”. Esta idea nos hace evocar una apreciación del Maestro Francisco Tamayo, quien en 1952 afirmaba que “en Lara nace lo nacional, lo venezolano. Lara es la matriz de Venezuela, es el crisol donde se polariza el mestizaje de lo nacional, sin fobias ni exclusivismos”.
No hace ninguna referencia este considerando  a los  golpes tocuyanos y curarigüeños.
Como colofón asume la providencia al Tamunangue como “manifestación colectiva, hecho social irreverente ante el sistema de dominación. Resalta “la participación comunal a través del CONVITE, LA CAYAPA MUSICAL, LAS BANDAS DE NEGROS y LAS AGRUPACIONES, expresión genuina de los colectivos, y organizaciones populares de lucha y de resistencia cultural en los barrios y comunidades de la región larense como articulador del poder popular”.
La providencia resuelve fomentar la difusión investigación educación, y protección, salvaguarda de la manifestación cultural, acuerda notificar, a los ministerios con competencia cultural, educación superior (no menciona a la educación básica), Mujer, Comunas, y Comunicación e Información.
Este documento, que esperábamos con fervor todos los larenses y venezolanos, aparece firmado por Omar Vielma Osuna, Presidente (E) del Instituto del Patrimonio Cultural, del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Resolución Nº 039 del 12 de agosto de 2013.

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